lunes, 6 de octubre de 2008

El vidrio en el mar

La culpa es del plástico. El vidrio marino –los trozos brillantes de botellas viejas pulidos por la arena y el agua salada– son cada vez más difíciles de encontrar. “Hemos llegado al final del escaparate del vidrio marino”, comenta Mary Beth Beuke, presidenta de North American Sea Glass Association. “Hoy hay menos empaques de vidrio y más reciclaje”. Gran parte del vidrio relegado a las olas hace décadas, dice, “se ha vuelto tan pequeño a causa de la fricción, que casi no vale la pena levantarlo”. Por supuesto que comenzó siendo algo que no era digno de conservar. La basura arrojada desde los barcos o que se deslava de tiraderos tiene que pasar años en el agua para convertirse en buen vidrio marino. La agitación de las olas, el terreno de la costa, la acidez del agua y la composición del propio vidrio son factores que intervienen en la creación de la textura suave y mate característica. Beuke, quien los encuentra en todo el mundo, ofrece los siguientes consejos: es mejor buscar cuando la marea está baja y después de una tormenta. Las playas rocosas son preferibles a las de arena. Hay que dejar los trozos claros y de bordes dentados, agrega. “Todavía no están listos”.

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